Enfermedad Renal Crónica
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11 enero, 2024Las disbiosis corporales
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El texto que precede no es original de la que escribe. Siguiendo con la esencia de la fuente del texto, la palabra “disbiosis” ocupa esta surrealista adaptación y sustituye la palabra de origen, “ingles”. El texto original pertenece al guion cinematográfico de “Amanece que no es poco”, película de realismo mágico rodada a finales de los años 80 por el célebre director de cine español José Luis Cuerda. El magnífico largometraje describe una realidad donde la vida, el amor y la amistad se mezclan con lo absurdo y esperpéntico, y consiguen despertar la desdramatización de la vida, la emoción y la sonrisa del espectador.
Pero, ¿qué tiene que ver la disbiosis con dicho largometraje, y en especial con este texto? Pues según como se mire, todo o nada. Aquellos que han disfrutado la oportunidad de ver en alguna ocasión esta espléndida película, recordarán que este argumento forma parte del examen que un maestro de escuela realiza a sus alumnos. La llegada de dos intrusos vigilantes y armados, le sitúa en la tesitura de poner a prueba sus conocimientos. Y qué examen más surrealista al que se enfrentan, parece que las ingles pueden relacionarse con todo. En nuestro caso, serían las disbiosis. Y es así como aquellos que nos dedicamos a su abordaje las afrontamos. Podrían existir mil y una pregunta como las anteriores. Porque, ¿qué es la disbiosis? ¡Si en ocasiones puede alcanzar hasta tintes casi filosóficos! Y es que lector, un desequilibrio en la microbiota a veces puede parecer muy surrealista: los microbios parecen seres espeluznantes, de fantasía, viviendo en territorios desconocidos y produciendo situaciones comprometidas y contradictorias. ¡Si es un dechado de discordancias! ¡No hay quién lo entienda!
Hay tantas disbiosis como aquellos que puedan padecerlas y tantos motivos como circunstancias o perspectivas de los mismos. La microbiota es una galaxia aún por descubrir, quizá un fractal del universo conocido o de aquel por conocer. Pero además, tiene la peculiaridad que ese universo está en nosotros, ¡qué maravillosa oportunidad para explorarlo! A pesar, de que el atrevimiento por la expedición a veces nos llegue por obligación.
La densa colonización microbiana comienza al nacer pero estudios recientes ya han reportado la presencia de bacterias intra-utero, por lo que la colonización de la microbiota en el ser humano parece comenzar ya en el vientre materno.
La microbiota humana se compone de un conjunto muy extenso de bacterias, virus, arqueas y organismos eucariotas tales como determinados tipos de levaduras o protozoos. En una situación de equilibrio todos estos microorganismos viven en interacción biológica con el cuerpo humano. Se establece una relación de asociación, de simbiosis, en la que una o ambas partes obtienen beneficio y en ningún caso se ocasiona un perjuicio para los organismos implicados.
Sin embargo, y debido a causas multifactoriales, se puede producir la ruptura del equilibrio entre la microbiota y el hospedador. A esta alteración se la denomina disbiosis.
El desarreglo se fundamenta en el desbalance de la composición y de la funcionalidad del microbioma, clasificado por tres tipos de modificaciones:
Por un lado, puede darse la pérdida o la reducción de microorganismos comensales, los cuales son benéficos e inofensivos para el hospedador. Cuando estos organismos se pierden es imprescindible su reposición, ya que ellos mismos y sus metabolitos son fundamentales para las diferentes actividades metabólicas y para revertir la disbiosis.
Por otro lado, puede producirse un aumento de patobiontes. Los patobiontes son miembros normales que viven dentro del hábitat microbiano pero que se vuelven perjudiciales cuando se da una perturbación en el ambiente. Un ejemplo de ello es el sobrecrecimiento del orden de los Enterobacterales o de la Cándida Albicans.
Por último, la pérdida de la diversidad microbiana en general está relacionada con la microbiota inicial y se ha asociado con el padecimiento de la enfermedad. Una alta diversidad microbiana ha sido relacionada con salud, estabilidad temporal y mayor funcionalidad de la misma. No obstante, la alta diversidad no se aplica a todos los ambientes microbianos del cuerpo pues existen hábitats donde dicha alta diversidad no sería saludable.
El equilibrio o desequilibrio de la microbiota humana depende de diversos factores aunque los pilares básicos incluirían factores individuales como la genética, la edad del hospedador o el padecimiento de lesiones o patologías que repercuten directa o indirectamente a la salud microbiana. También hay que tener en cuenta factores ambientales, tales como la dieta y su nutrición, el microambiente corporal, el estilo de vida y el uso de antibióticos.
Y aunque la comunidad microbiana intestinal es la más estudiada por ser el lugar donde más diversidad y cantidad de microorganismos se hallan, también existen otros hábitats corporales colonizados por una amplia gama de especies microbianas: tales como la cavidad oral, la piel o el tracto genito-urinario.
Las bacterias representan el género de microorganismos más abundante. No obstante, su dominio está influido por el lugar donde se encuentran debido a su funcionalidad y a la capacidad de supervivencia que les ofrece ese nicho específico corporal. La microbiota intestinal aparece dominada por los filos bacterianos Bacteroidetes y Firmicutes; la piel está colonizada, fundamentalmente por Corynebacterium, Propionibacterium y Staphylococcus; la cavidad oral se inclina a estar dominada por Streptococcus spp; y las comunidades microbianas vaginales por Lactobacillus spp.
Es por ello que el desequilibrio o disbiosis puede comenzar por cualquiera de estos lugares y repercutir en la homeostasis del cuerpo humano siendo desencadenante de otras disbiosis corporales o del padecimiento de diversas enfermedades. A su vez, se ha observado que diversas patologías también tienen una acción directa sobre la microbiota, generando menor diversidad o afectando al sobrecrecimiento de determinadas especies siendo responsables del desequilibrio mismo.
La disbiosis más estudiada es la disbiosis intestinal : conocida en la mayoría de los casos como sobrecrecimiento de bacterias en el intestino delgado o también llamada SIBO por sus siglas en inglés.
Sin embargo, la disbiosis intestinal no se debe solo a un sobrecrecimiento de bacterias y en una parte específica del intestino. Como hemos visto, y aunque en menor cantidad, también existen otros microorganismos como hongos o arqueas que también pueden ser protagonistas de la misma disbiosis. En este caso la denominaremos SIFO o IMO, respectivamente.
Relativo a estos conceptos y tras la emergencia de los test de aliento se han clasificado tradicionalmente como sobrecrecimientos de bacterias productoras de hidrógeno, sobrecrecimientos de microorganismos productores de metano y sobrecrecimientos de bacterias reductoras de sulfato (estos últimos meno considerados, pero no menos comunes, por cuestiones de métodos diagnósticos)
No obstante, puede haber desequilibrios con bacterias clave u otros microorganismos en el intestino grueso o el estómago, en definitiva, a lo largo de todo el tracto gastrointestinal.
Tradicionalmente, para tratar la disbiosis se ha utilizado mayoritariamente antibióticos, aunque su uso puede agravar fuertemente tanto la condición como los síntomas clínicos que presenta el paciente tanto en el momento de tomarlos como a posteriori. Es por ello, que cada día existe mayor evidencia tanto científica como clínica para su no utilización de forma principal.
En la medicina y nutrición integrativa se aborda la disbiosis desde una perspectiva global respecto a su organismo y a sus circunstancias, entendiendo al ser humano como un holobionte. Este concepto implica entender a un ser vivo como el conjunto de células eucariotas y procariotas (su microbiota) que lo integran, buscando el mayor beneficio para todos ellos.
Desde el punto de vista terapéutico, dentro de la medicina y la nutrición integrativa, existen diferentes abordajes que buscan por un lado minimizar el daño corporal para restablecer su homeostasis y por otro encontrar y corregir tanto las causas subyacentes como las que existen en el momento patológico. Por lo tanto, se aboga por un tratamiento en el que se puedan combinar diferentes herramientas rehabilitadoras para el organismo y para la disbiosis en particular. Entre ellas se encuentran el uso de la ozonoterapia, el seguimiento de una alimentación adecuada al momento en el que se encuentra el paciente o la aplicación de una nutrición ortomolecular adaptada a las necesidades individuales. Asimismo, en la consulta se pretende aportar claves para la mejora del estilo de vida, estrechamente relacionado con el desequilibrio, y se cuenta con la interacción de un equipo multidisciplinar, comprometido en optimizar la salud del paciente y adaptar el tratamiento al contexto individual.
Dicho esto, y volviendo a la apreciada obra de arte cinematográfica, se puede dar un mensaje esperanzador al paciente de disbiosis: “Querido paciente: no ha nacido todavía la disbiosis que le domine”.
SARA RIVERO GIL.
NUTRICIONISTA COLEGIADA MAD00752