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La cúrcuma es una especia alimentaria muy utilizada en la medicina ayurvédica y en la gastronomía hindú, así como en China y en diferentes países del sudeste asiático.
Se trata de la raíz de una planta originaria de la India cuyo nombre científico es Cúrcuma Longa. Es una planta herbácea tuburosa perenne, perteneciente a la familia del jengibre, y tiene un sabor que oscila entre el picante y el amargo. Sus flores son amarillas y posee hojas anchas y se le ha denominado el oro en polvo debido a su color anaranjado. Dicho color procede de una sustancia denominada curcumina, considerada como su principal constituyente y su primordial elemento medicinal. Se trata de una sustancia polifenólica lipófila (diferoulilmetano).
La cúrcuma ha sido venerada, a través de los siglos por sus innumerables ventajas terapéuticas. Antiguas civilizaciones utilizaban la cúrcuma como un agente antitumoral y antibacteriano, la asignaban grandes poderes antiinflamatorios y antioxidantes. Era utilizada para el tratamiento del Párkinson, enfermedades cardiovasculares, Alzhéimer, enfermedades gastrointestinales y de la piel. Asimismo, se empleaba como anticonceptivo, antiespasmódico, antitrombótico, hipoglucemiante, para el asma, como protector del hígado o estimulador del apetito, entre otros.
Actualmente, la literatura científica se ha ocupado de poner de manifiesto las virtudes y propiedades benéficas de la cúrcuma. Existen estudios científicos elaborados in vitro, y en vivo, en animales y humanos. Su actividad farmacológica ha sido reconocida por la comunidad científica en innumerables ocasiones. Sus principales moléculas han revelado la capacidad de inhibir la ciclooxigenasa 1 (COX-1) y la lipoperoxidasa (LPO) (enzimas ligadas a procesos proinflamatorios), así como el factor nuclear NF-κB y los productos finales de la glucosilación avanzada (AGE). La antigua sabiduría popular no se equivocaba respecto a sus propiedades antiparasitarias, antibacterianas y antifúngicas. Se ha demostrado su capacidad para actuar sobre tejidos y órganos específicos desinflamándolos. Es capaz de actuar como regulador de los lípidos y el azúcar en sangre y ejercer efectos benéficos en el sistema hepático, ocular, respiratorio, renal, cardiovascular, neuronal o gastrointestinal. No obstante, cabe destacar que sus propiedades anti- inflamatorias, y como consecuencia anti-cancerígenas, son las que han suscitado mayor interés en investigación. Asimismo, su capacidad de promover la cicatrización y reducir la sensibilidad a la quimioterapia y a la radiación también se han destacado en la literatura científica.
La ingesta de cúrcuma puede realizarse diariamente, ya que es una especia que puede adaptarse a infinidad de platos. No obstante, el principal inconveniente del uso terapéutico de la cúrcuma es que su capacidad de absorción puede verse comprometida ya que es un alimento con poca o baja biodisponibilidad y rápida inactivación. La curcumina no es soluble en agua a ph neutro ni ácido, y es capaz de experimentar una rápida glucoronidación o sulfatación que la convierten en un componente poco biodisponible, siendo rápidamente excretada. Esto significa que su permanencia en el cuerpo es limitada. Es por ello, que ante ciertas patologías la mejor forma de beneficiarse del uso de la cúrcuma sería por medio de la suplementación pautada por un profesional actualizado. Dicha suplementación está siendo a día de hoy uno de sus principales temas de estudio para la comunidad científica.
En este texto podemos encontrar información sobre esta fascinante especia que mezcla la sabiduría popular y la literatura científica. La nutrición basada en la evidencia científica está presente en nuestros días. Sin embargo, sería insensato obviar la certeza de su conocimiento popular puesto que es muy probable que fuera la causante de poner a la especia en el foco de estudio.
Afortunadamente, en la actualidad, podemos añadir a ese conocimiento histórico el incalculable valor de la investigación científica. Resulta imprescindible desarrollar la investigación observacional, a pesar también de sus limitaciones. La inversión en investigación es siempre la mejor garantía de mejorar los conocimientos y las técnicas que emplean los profesionales. Por descontado, es importante, además, concienciar a dichos profesionales de la importancia del uso y revisión de la literatura científica con el fin de enriquecer y renovar la práctica clínica.
Fdo: Sara Rivero Gil
Nº Col: MAD00752