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4 agosto, 2022Se podría decir que la enfermedad de Hashimoto es una patología mal entendida en algunas ocasiones. Muchos de nuestros pacientes se sorprenden al preguntarles si la causa de su hipotiroidismo se debe al padecimiento de Hashimoto: “disculpa, ¿qué es eso? No, yo no tengo eso tan raro”. Sus caras expresan sorpresa cuando les explicas que detrás de su hipotiroidismo podría encontrarse esta enfermedad de nombre extravagante. La tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad autoinmune, también llamada hipotiroidismo autoinmune, que resulta en la mayoría de los casos en un hipotiroidismo y en el deterioro de la glándula tiroides.
Si se padece Hashimoto el sistema inmune interpreta que la glándula tiroides es un invasor, un patógeno externo. De esta forma, el organismo lanza una respuesta inmune contra ella. La destrucción autoinmune del tiroides conllevará que esta pequeña glándula en forma de mariposa no tenga la capacidad de producir suficiente hormona tiroidea y desemboque en un problema de hipotiroidismo.
Cuando el paciente se hace consciente de padecer tiroiditis de Hashimoto puede que lleve sufriendo la enfermedad varios años. En la mayoría de los casos, este diagnóstico llega después de diversas visitas médicas (cuando la glándula tiroides está ya muy deteriorada) y tras el padecimiento de múltiples síntomas clínicos que merman diariamente su calidad de vida. En ocasiones, y debido a la naturaleza autoinmune del Hashimoto, la persona puede oscilar en un primer momento entre el hipertiroidismo y el hipotiroidismo. Por ello, la lista de síntomas es tan variopinta y confusa. La ganancia de peso, la fatiga, la niebla mental, la intolerancia al frío, la caída del cabello o la depresión pertenecen a la sintomatología de la escasez de hormonas tiroideas, entre otras. Sin embargo, el paciente podría cursar estos síntomas con irritabilidad, pérdida de peso o ansiedad, propias del hipertiroidismo.
Lo que descubrimos es que el número y variedad de síntomas es inmenso y ciertamente inespecífico.
Como cualquier enfermedad autoinmune, la tiroiditis de Hashimoto se puede presentar al poseer genes específicos que predispongan a la persona a sufrir un trastorno autoinmune, por la existencia de factores epigenéticos que puedan activar dicha expresión génica o incluso por la presencia de permeabilidad intestinal. Además, el hecho de sufrir una enfermedad autoinmune predispone a sufrir otras enfermedades autoinmunes a la vez.
Las mujeres tienen una mayor propensión a sufrir Hashimoto que los hombres o los niños. No obstante, esto no significa que no puedan verse afectados tanto unos como otros. Además, es común que el Hashimoto se produzca en miembros de una misma familia y alcance su máxima expresión en momentos específicos del ciclo vital, tales como la pubertad, el embarazo, o la menopausia.
Por lo tanto, es fundamental obtener un diagnóstico certero lo antes posible. A partir de ahí, y con ayuda inicial, el paciente puede empoderarse frente a la enfermedad y sentir que no es una víctima sin alternativa.
A pesar de que en la actualidad se considera el Hashimoto como una enfermedad crónica e incurable, la persona puede hacer mucho por mejorar su calidad de vida. El hipotiroidismo autoinmune no es una enfermedad fácil que simplemente pueda parchearse con la prescripción de hormonas tiroideas.
Los frentes para tratar la condición autoinmune son diversos: la gestión del estrés, la correcta administración de hormonas tiroideas, la práctica de ejercicio físico y del mindfulness, la investigación y el tratamiento de sus posibles desencadenantes se encuentran entre ellas. Asimismo, la nutrición es un pilar fundamental e imprescindible en el proceso de remisión y detención del avance de la enfermedad.
Se ha asociado la inflamación crónica con la mayoría de las enfermedades autoinmunes. De hecho, principalmente, el hipotiroidismo autoinmune es una inflamación de la glándula tiroides. Respecto a la nutrición, la inflamación crónica se produce cuando se sigue una alimentación inadecuada basada en alimentos proinflamatorios. La dieta antiinflamatoria adaptada a la patología tiroidea se enfoca en recuperar nutrientes, reponer niveles de vitaminas y minerales, equilibrar los niveles de glucosa en sangre y eliminar alimentos reactivos. Asimismo, la utilización de hierbas adaptógenas puede aumentar la adaptabilidad del organismo tanto al estrés físico como el emocional (activo en presencia de enfermedad). Además, apoyar las vías de detoxificación y reforzar la función hepática serán un deber fundamental de la misma.
Ante una enfermedad autoinmune deben realizarse cambios en el estilo de vida profundos.
En nuestros días, el paciente debe tener la oportunidad de tomar consciencia sobre su enfermedad y saber cómo puede influir en ella, convirtiéndose en el eje fundamental de su propia y actual medicina: la medicina integrativa.
Sara Rivero Gil
Nutricionista en CMI – Clínica Medicina Integrativa. Colegiada nº MAD00752